CESAR AUGUSTO PADILLA BELTRAN
Bogotá, Colombia, 1959
Le agradece al taller el conocimiento del oficio: "Tuve la fortuna de aprender en un taller... se debe hacer y lograr", a diferencia de la academia, ahí no había tiempo para dudar o para fallar. Desde el primer encargo el Maestro Padilla se enfrenta a decisiones que guiadas por su intuición lo llevan a indagar en la serigrafía y así encontrar el color exacto, el matiz perfecto, la plancha óptima. En el primer afán busca conocer más sobre el autor, meterse en su cabeza para descubrir la intención original y así trabajar hasta conseguirlo. Aprender de los errores, muchos de ellos causados por la duda, llevan a perfeccionar el oficio para conseguir imágenes de hasta 70 tintas. De sus palabras "el cuidado de hacer las cosas" se percibe que se requiere no solo el conocimiento de la técnica, sino el poder intuir cómo se hizo originalmente, aprender sobre el color, su transparencia y como el mismo lo afirma “para lograr un color donde en cinco colores pase algo, me tocaba adelantarme cinco colores”.
La curiosidad lo llevó a otros lugares dentro del taller, "a medida de ir mirando, preguntando se iba aprendiendo. El juego de quienes trabajaban en los talleres consiste en persistir e indagar, y a pesar de los encargos tener la tenacidad para encontrar el tiempo y acercarse a lo propio. Explorar con los materiales sobrantes, comprometerse consigo mismo y buscar el momento para aprender de cada técnica, sacando el máximo provecho de cada experiencia. En respuesta a esta pesquisa, se consolida la primera obra en serigrafía, un paisaje titulado Cornelio, realizada en Arte Dos Grafico, en 1984, es a partir de este año que el Maestro inicia su carrera artística que lleva tres décadas en el Arte Colombiano.
Mariana Vasquez Cortés